Introducción
El pasado en su
conjunto debe ser recordado para reforzar y difundir la comprensión del mismo e
intentar, sobre todo, que no vuelva a repetirse. Entendemos que la historia es un conocimiento siempre inacabado que
crece con el tiempo. Con las siguientes
líneas queremos que ese pasado lo comprendamos mejor.
Las ruinas
El territorio
aragonés desde el 18 de julio de 1936 quedó dividido en dos partes de extensión
similar. Todos sufrieron intensos y sistemáticos bombardeos. Tanto por esto,
como por su situación estratégica, se puede afirmar que en pocos lugares
españoles los efectos del conflicto bélico tuvieron consecuencias tan
devastadoras y con tanta intensidad como en Aragón, en general, y la provincia
de Teruel, en particular.
El punto de
inflexión de los bombardeos en Aragón se dio durante el mes de octubre de 1937,
cuando el general Kindelán aprobó una serie de acciones contra la retaguardia
republicana aragonesa. Apoyada por la Legión Cóndor y la aviación legionaria
italiana, castigaron a las poblaciones en las que se estaba librando alguna
batalla o se preparaban para hacerlo. De cruento puede denominarse el bombardeo
de la ciudad de Teruel.
El efecto
psicológico que sobre las poblaciones producían los aviones al sobrevolar los
pueblos era muy grande. Escuchar las sirenas significaba correr hacia el
refugio y esperar, esperar a que pasase el tiempo necesario para salir y volver
al hogar, sin saber si aún estaría en pie. Y así una y otra vez, unas cuantas
veces, demasiadas.
Los escombros y las ruinas causados
por el conflicto bélico, dieron lugar a la ineludible reconstrucción que dejó
en evidencia la eficacia de los fundamentos y características del régimen franquista,
totalitario a la imagen de la Europa fascista de la época.
El escombro, su
utilización/reconstrucción, el por qué, constituyeron el recuerdo perenne de la
guerra durante el período que la historiografía conoce como primer franquismo
(1939-1959), el ejemplo más palpable, es haber dejado el pueblo de Belchite
(Zaragoza) tal y como quedó y haber construido otro pueblo completamente nuevo.
Al finalizar la
contienda bélica las ruinas tanto en el campo, como en la ciudad, ofrecían un
paisaje una tanto apocalíptico a los ojos de los supervivientes. Las ruinas y
escombros se convirtieron en la metáfora para ubicar a un país dividido,
ensangrentado y desacreditado internamente. Quedaba la planificación para la
reconstrucción en la que imperó la cimentación de las tradicionales relaciones
de propiedad y la necesidad acuciante de obtener vivienda para los afectados
que o bien la necesitaban o la tenían que arreglar.
Las ruinas, las
ruinas eran habitadas por los supervivientes y los que volvieron. La miseria y
la necesidad del momento y la situación de España explican el por qué de las
actuaciones. Para algunos y ante los eminentes destrozos de la guerra, no se
podía perder el tiempo en directrices arquitectónicas, había que
reconstruir/construir. En muchas ocasiones, todo lo demás resultó muy, muy
secundario.
Como ya se ha
comentado en este blog, la mayor parte
de la reconstrucción fue a cargo de la Dirección General de Regiones Devastadas
(El fondo de regiones devastadas en el
Archivo Histórico Provincial de Teruel).
Los
pueblos adoptados en la provincia de Teruel
Para que una
localidad fuese adoptada tenía que
tener un grado de destrucción del 76%, porcentaje que en 1944 se redujo al 60%.
La adopción suponía que el Estado, por medio de la Dirección General de
Regiones Devastadas, elaboraba un plan de reconstrucción general, haciendo
especial hincapié en todo lo referente al saneamiento, a la mejora de la red
viaria interior y a los futuros ensanches de expansión.
Sirvan como
ejemplo los siguientes datos: en Rudilla quedaron 23 edificios en pie de los
216 que componían el casco urbano; en Torrevelilla tuvieron que ser derribados
99 de los 164 que conformaban su población y en 142 localidades de Aragón sus
edificios religiosos (iglesias, ermitas, conventos, seminarios…), tuvieron que
ser sometidos a algún tipo de intervención.
A continuación
indicamos, los lugares que fueron adoptados en la provincia de Teruel. Muy
pronto, las adopciones aún perduraron hasta 1957.
Localidad Decreto
de adopción BOE
Albarracín 22/02/1941 15/03/1941
Alcañíz 29/03/1944 09/05/1944
(sólo afectó a los bienes
propiedad del
Ayuntamiento)
Celadas 15/12/1939 20/12/1939
El Campillo 15/12/1939 20/12/1939
Griegos 15/12/1939 20/12/1939
Hijar 13/03/1942 29/03/1942
Perales 02/08/1941 19/08/1941
Rudilla 15/12/1939 20/12/1939
Sarrión 13/03/1942 29/03/1942
Teruel 07/10/1939 22/10/1939
Torre del Compte 02/08/1941 19/08/1941
Torrevelilla 15/12/1940 12/01/1941
Valdecebro 02/08/1941 19/08/1941
Conclusión
El acceso a través
de DARA y en caso de que necesiten algún documento u otro tipo de información,
debemos recordarles que les contestaremos en cuanto nos sea posible. Mientras
tanto, cuídense y quédense en casa es lo único que nos piden.
Más información:
El fondo de Regiones Devastadas en el Archivo Histórico Provincial de Teruel
La mano de obra para la reconstrucción del Teruel devastado
Más información:
El fondo de Regiones Devastadas en el Archivo Histórico Provincial de Teruel
La mano de obra para la reconstrucción del Teruel devastado
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