Ruina, desolación y reconstrucción en la provincia de Teruel (1938-1957)




Introducción

El pasado en su conjunto debe ser recordado para reforzar y difundir la comprensión del mismo e intentar, sobre todo, que no vuelva a repetirse. Entendemos que la historia es un conocimiento siempre inacabado que crece con el tiempo.  Con las siguientes líneas queremos que ese pasado lo comprendamos mejor.

Las ruinas

El territorio aragonés desde el 18 de julio de 1936 quedó dividido en dos partes de extensión similar. Todos sufrieron intensos y sistemáticos bombardeos. Tanto por esto, como por su situación estratégica, se puede afirmar que en pocos lugares españoles los efectos del conflicto bélico tuvieron consecuencias tan devastadoras y con tanta intensidad como en Aragón, en general, y la provincia de Teruel, en particular.

El punto de inflexión de los bombardeos en Aragón se dio durante el mes de octubre de 1937, cuando el general Kindelán aprobó una serie de acciones contra la retaguardia republicana aragonesa. Apoyada por la Legión Cóndor y la aviación legionaria italiana, castigaron a las poblaciones en las que se estaba librando alguna batalla o se preparaban para hacerlo. De cruento puede denominarse el bombardeo de la ciudad de Teruel.

El efecto psicológico que sobre las poblaciones producían los aviones al sobrevolar los pueblos era muy grande. Escuchar las sirenas significaba correr hacia el refugio y esperar, esperar a que pasase el tiempo necesario para salir y volver al hogar, sin saber si aún estaría en pie. Y así una y otra vez, unas cuantas veces, demasiadas.

            Los escombros y las ruinas causados por el conflicto bélico, dieron lugar a la ineludible reconstrucción que dejó en evidencia la eficacia de los fundamentos y características del régimen franquista, totalitario a la imagen de la Europa fascista de la época.

El escombro, su utilización/reconstrucción, el por qué, constituyeron el recuerdo perenne de la guerra durante el período que la historiografía conoce como primer franquismo (1939-1959), el ejemplo más palpable, es haber dejado el pueblo de Belchite (Zaragoza) tal y como quedó y haber construido otro pueblo completamente nuevo.
Al finalizar la contienda bélica las ruinas tanto en el campo, como en la ciudad, ofrecían un paisaje una tanto apocalíptico a los ojos de los supervivientes. Las ruinas y escombros se convirtieron en la metáfora para ubicar a un país dividido, ensangrentado y desacreditado internamente. Quedaba la planificación para la reconstrucción en la que imperó la cimentación de las tradicionales relaciones de propiedad y la necesidad acuciante de obtener vivienda para los afectados que o bien la necesitaban o la tenían que arreglar.

Las ruinas, las ruinas eran habitadas por los supervivientes y los que volvieron. La miseria y la necesidad del momento y la situación de España explican el por qué de las actuaciones. Para algunos y ante los eminentes destrozos de la guerra, no se podía perder el tiempo en directrices arquitectónicas, había que reconstruir/construir. En muchas ocasiones, todo lo demás resultó muy, muy secundario.

Como ya se ha comentado en este blog, la  mayor parte de la reconstrucción fue a cargo de la Dirección General de Regiones Devastadas (El fondo de regiones devastadas en el Archivo Histórico Provincial de Teruel). 

Los pueblos adoptados en la provincia de Teruel

Para que una localidad fuese adoptada tenía que tener un grado de destrucción del 76%, porcentaje que en 1944 se redujo al 60%. La adopción suponía que el Estado, por medio de la Dirección General de Regiones Devastadas, elaboraba un plan de reconstrucción general, haciendo especial hincapié en todo lo referente al saneamiento, a la mejora de la red viaria interior y a los futuros ensanches de expansión.

Sirvan como ejemplo los siguientes datos: en Rudilla quedaron 23 edificios en pie de los 216 que componían el casco urbano; en Torrevelilla tuvieron que ser derribados 99 de los 164 que conformaban su población y en 142 localidades de Aragón sus edificios religiosos (iglesias, ermitas, conventos, seminarios…), tuvieron que ser sometidos a algún tipo de intervención.

A continuación indicamos, los lugares que fueron adoptados en la provincia de Teruel. Muy pronto, las adopciones aún perduraron hasta 1957.

                        Localidad                              Decreto de adopción           BOE

Albarracín                                22/02/1941                              15/03/1941
Alcañíz                                                29/03/1944                              09/05/1944
(sólo  afectó a los bienes
propiedad del Ayuntamiento)
Celadas                                   15/12/1939                              20/12/1939
El Campillo                              15/12/1939                              20/12/1939
Griegos                                    15/12/1939                              20/12/1939
Hijar                                        13/03/1942                              29/03/1942
Perales                                                02/08/1941                              19/08/1941
Rudilla                                     15/12/1939                              20/12/1939
Sarrión                                     13/03/1942                              29/03/1942
Teruel                                      07/10/1939                              22/10/1939
Torre del Compte                    02/08/1941                              19/08/1941
Torrevelilla                               15/12/1940                              12/01/1941
Valdecebro                              02/08/1941                              19/08/1941

Conclusión

El acceso a través de DARA y en caso de que necesiten algún documento u otro tipo de información, debemos recordarles que les contestaremos en cuanto nos sea posible. Mientras tanto, cuídense y quédense en casa es lo único que nos piden.

Más información:
El fondo de Regiones Devastadas en el Archivo Histórico Provincial de Teruel
La mano de obra para la reconstrucción del Teruel devastado

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