Nos hemos acercado a la figura de Víctor Pruneda (Ferrol
1809-Teruel 1882) a través de las investigaciones de autores como Eloy
Fernández Clemente, José Ramón Villanueva Herrero, Antonio Losantos y Alicia
González, éstos últimos dando a conocer dos inéditos legajos manuscritos del
republicano en 1998, 5.000 páginas que pueden ser datadas entre 1830 y su
muerte en 1882.
Del devenir de este legado, cuándo, cómo y porqué llegó a la
Biblioteca del Instituto General Técnico de Teruel nos ocuparemos en estas
líneas, a través del testamento de Escolástica Anadón Cascante y la aceptación
de herencia del testamento de Víctor Pruneda, hallados en los Protocolos
Notariales de Teruel depositados en el Archivo Histórico Provincial de Teruel.
Victor Pruneda Soriano,
el político
De origen gallego, con 18 años Víctor Pruneda se dirige a Madrid para proseguir sus estudios, el pariente que iba a acogerlo fallece y el joven, pone sus miras en América, de viaje a Valencia para embarcar, se detiene en El Poyo del Cid y queda enredado para siempre en Teruel.
Combatió en el bando liberal, ingresó en el partido
Progresista, descontento con la política de Espartero (1793-1897), se acerca a
los grupos republicanos, activos a partir de 1840 en Madrid y
Barcelona-Ampurdán.
Solo el carisma, la inteligencia y el tesón pueden llevar a
quien empezó siendo un maestro de escuela en El Poyo del Cid en 1828 a ser tres
veces alcalde de Teruel, 1854, 1869, 1871, diputado a Cortes por Zaragoza 1869,
diputado por el distrito de Teruel 1871, Gobernador Civil de Zaragoza 1873.
El político Pruneda no sintió apego a los cargos, no tuvo
dificultad para renunciar, abandonar o rechazarlos, cuando la permanencia en
ellos no estuvo en consonancia con su ideario.
José Ramón Villanueva, comparándolo con Joaquín Costa, extrae
la esencia de su carácter:
“…ambos se rigen por un nítido referente
ético, el cual los convierte en modelos de honestidad por lo que a sus
actividades públicas se refiere; ambos actúan políticamente al margen y por
supuesto en contra, del sistema político oligárquico imperante”. Villanueva.
J. (1995) Víctor Pruneda: Acción y pensamiento republicano en el Teruel del
siglo XIX. Turia (Nº31) págs. 211-234.
Para V. Pruneda el sistema republicano era sinónimo de
igualdad y democracia plena, descentralización territorial y afianzamiento de
la sociedad laica.
Víctor Pruneda Soriano,
el hombre
El hombre estuvo supeditado al activista, revolucionario
defensor de la soberanía del pueblo, participó en cuantas revoluciones,
alzamientos y revueltas pudieran llevar a su consecución. Con riesgo de su
propia existencia y postergación de su vida personal, ésta sufriría los
vaivenes de sus numerosas estancias en prisión, la primera en 1841, fue
confinado en Morella y Vergara; La Cerollera y El Poyo del Cid; vivió destierro
en Híjar y Canarias (Villanueva Herrero, J. Víctor Pruneda y su destierro en
Canarias 2013); deportado a Ciudad Real; extrañamiento en Bayona…Muestra de su
talante, más héroe romántico que aventurero, acusado por su actividad
periodística y editora, de no tener oficio conocido aun siendo “maestro de
primera”, se defiende ante el juez con misma vehemencia con la que vive:
“auncuando no tuviese tan honrosa profesión,
puedo ganarme la subsistencia de cualquier modo, porque sé hacer zapatos,
babuchas, coser, planchar, calcetas, bordar de tres o cuatro modos; y por
último, aunque nada supiese de todo esto me dedicaría a limpiar botas, o a
llevar estiércol a las heredades, porque el hombre no se degrada nunca, sino
cuando comete crímenes y bajezas, por trabajar jamás”. AHPTE_FVP_ DIA 1845 C2, cuadernillo titulado
Causa, Teruel, 8 febrero 1845[1].
Y es así, que Víctor Pruneda bordó cuadros para subsistir
durante sus condenas y hábitos religiosos por encargo de las monjas. Termina su
alegato manifestando que no le intimida ir a presidio, en cuanto que es fiel a
sus principios políticos, consecuente con sus opiniones, aboga por la dignidad
del trabajo.
De su matrimonio con Teresa Martín del Alba vecina de El Poyo
del Cid, tuvo dos hijos, Emilia Pruneda Martín nacida en 1848 y Pedro Pruneda
Martín (1830-1869), cuya carrera política y literaria se vio truncada por su
temprana muerte, el 14 de octubre de 1869. Víctor Pruneda recibiría la noticia
de su fallecimiento en prisión a consecuencia de la fracasada insurrección
federal de 1869, tras ser sometido a un consejo de guerra fue condenado por un
delito de rebelión a 12 años de cárcel, el Gobierno de Prim le conmutó la pena
por la de extrañamiento del reino.
El activismo de Pruneda supuso una continua precariedad
económica para la familia. Tras su regreso del destierro canario, sobrevive gracias
a que su esposa Teresa recibe pupilos en casa y el político imparte clases
particulares, en esta coyuntura y como alumna, conoce en 1849 a Escolástica
Anadón Cascante, hija de su amigo Nazario Anadón Pérez y sobrina de su
compañero en lo político, Escolástico Cascante.
El gallego inicia una relación con Escolástica, que se
mantendrá en el tiempo a pesar de las dificultades y de su matrimonio con
Teresa. Contrajeron matrimonio en 1879 a los pocos meses del fallecimiento de
su esposa en Zaragoza.
Víctor Pruneda, legado
intelectual
Los intereses intelectuales de Pruneda se hallan al mismo
nivel que los políticos a veces a su servicio. Elegido presidente de la Sociedad Económica de amigos del País en
1838. En 1841 funda un Gabinete de lectura pública y el primer periódico
republicano en Aragón, El Centinela de
Aragón 1841-1843, reeditado en
1869. Entre los años 1851 y 1854
desarrolla una intensa labor periodística como corresponsal en Teruel de El Ibero 1851, La Nación, El Clamor público y El Tribuno, colabora esporádicamente
con El 2 de mayo; imprimió El avisador y El Teruelano 1853-1854, en
su inicio de carácter literario. Junto a su hijo funda El Órgano de Móstoles en 1858. Redacta Reglamento reformado para el Círculo de Artistas y Artesanos de Teruel en
1865. Colaboró en los periódicos, El Eco
de Aragón en Zaragoza, El Eco del
Comercio y El Huracán de Madrid, entre otros. Durante el destierro canario
en 1845, fue corresponsal de La Libertad
de y El Centinela de Andalucía de
Sevilla, colaboró en el Diccionario de Madoz con un texto sobre Teruel. Los
Pruneda padre e hijo redactan la revista poética La Esmeralda, en la que publicaría composiciones poéticas y otros
relatos sobre su estancia en Canarias, de esta experiencia también nacería el
libro Viaje a las Islas Canarias.
Aficionado al teatro, a su regreso de Canarias, colabora con
el Liceo de Teruel y se integra en la Sociedad Dramática de Aficionados en la
que ocupa la vicepresidencia llegando a implicarse en la dirección de escena,
corrección de textos, organización de decorados y vestuario e incluso actúa de
apuntador.
Fiel a sus ideales republicanos durante la restauración se
prohíbe su revista satírica El XII
1875. En adelante, la actividad cultural, los trabajos históricos y literarios
sustituyen a la política. En 1876 fundó el Círculo de Instrucción y Recreo
Turolense, en él se publica la Revista
del Recreo turolense. Escribió una
Historia de Teruel o Memoria de la Ciudad
del Turia 1877 de la que publicarían los primeros capítulos en la Revista
del Turia de 1881 y unos Apuntes críticos
y biográficos de turolenses célebres (1879).
Fallecía el 15 de julio de 1882.
Fotografía: Juan Carlos Calvo Asensio |
Escolástica Anadón
Cascante. Memoria más allá de la muerte
Tras la muerte del político en 1882, será Escolástica Anadón
quien designe en 1902, por vía testamentaria el destino de los manuscritos de
Víctor Pruneda.
Como ya habían señalado otros autores Víctor Pruneda y
Escolástica Anadón otorgaron testamento conjunto en marzo de 1880, ambos se
instituyen el uno al otro como universales herederos. Ante este testamento
concurren en la aceptación de herencia (AHPTE_PNTE_1002_2134), en 1893, la
viuda Escolástica y la hija de Víctor Pruneda, Emilia Pruneda Martín casada con
Dionisio León y Montañés, heredera que comparece mediante poder, por residir en
Oviedo. Dicho protocolo nos desvela que
Emilia “es dueña de varias fincas sitas en la provincia de Teruel, procedentes
de sus señores padres, D. Víctor Pruneda y Dñª. Teresa Martín” No habiendo
testado Teresa Martín del Alba y siendo Emilia la única hija sobreviviente,
ésta ya había sido declarada heredera abintestato.
Del testamento conjunto de Escolástica Anadón y Víctor
Pruneda, Emilia recibe ciento veinticinco pesetas y la mitad proindiviso con la
viuda Escolástica, de la casa construida por el político durante su matrimonio
con Teresa Martín, en un solar adquirido en pública subasta y valorada en
cuatro mil quinientas pesetas.
En 1902 Escolástica Anadón, otorga un nuevo testamento
(AHPTE_PNTE_1031_2163), en el que nombra como albaceas testamentarios a su
hermano Nazario Anadón y Cascante, agrimensor; Mariano Muñoz y Nougués, abogado
y José Monterde y Fortea, escribiente junto con el Capellán del cementerio de
la capital. En él designa como herederos a su sobrina Guadalupe Anadón Puig y
al hermano de la testadora a quien lega quinientas pesetas, todas las ropas de
caballero de la casa, derechos y acciones de la masía La Hoya Vela sita en
Villarroya de los Pinares, así como la cantidad que le debe el Excelentísimo
ayuntamiento de la capital, más una viña que posee en la partida de S.
Cristóbal en Teruel. Así como los dos nichos del cementerio de esta capital en
los que reposan los restos del padre y del esposo de la otorgante y son
propiedad de la misma.
La cláusula sexta se refiere de forma expresa a los “varios escritos inéditos, de diferentes obras y de historia, que su difunto esposo D. Víctor Pruneda tenía hechos, se recojan por los albaceas testamentarios y se lleven a la Biblioteca del Instituto general y técnico de esta ciudad o se impriman, si lo juzgan conveniente, haciendo constar que el autor es D. Víctor Pruneda y Soriano”.
AHPTE_PNTE_1031_2163 |
En la cláusula séptima Escolástica Anadón también de manera
expresa y terminante estipula que el remanente de sus bienes se destine a “construir en el cementerio público de esta
capital, un panteón en el que colocarán y depositarán los restos mortales de su
finado esposo D. Víctor Pruneda y Soriano, los de D. Nazario Anadón y Pérez,
padre de la dictante, y los de la testadora si fallece en esta capital,
demostrando así la otorgante a sus muy queridos padre y esposo el entrañable
cariño que siempre les ha profesado”.
Exceptúa los que constituyen las gracias especiales “…y separando, de lo que produzcan en venta, las seiscientas veinticinco pesetas que deja a su hermano y sobrina, caso de no haber otros medios para satisfacerlas, pues si los hay se echará mano de ellos y retirando también quinientas pesetas… todo lo demás que quede de la venta de los referidos bienes, lo destinarán e invertirán dichos albaceas en la construcción del mencionado panteón, compra del terreno y demás que sea necesario para que reúna las mejores condiciones de solidez y suntuosidad, bajo todos conceptos subordinando su importe o coste como es consiguiente, al capital que al efecto se reúna”.
AHPTE_PNTE_1031_2163 |
El interés que produzcan las quinientas pesetas reservadas las destinarán los albaceas al mantenimiento y reparación del panteón y al pago de una misa cantada a celebrar todos los años en la capilla de Cementerio el día de Todos los Santos, en sufragio de las almas de la testadora, de su padre y de su esposo…
Fotografía: Juan Carlos Calvo Asensio |
Los albaceas testamentarios fueron el hermano de Escolástica,
Nazario Anadón Cascante, agrimensor, el abogado Mariano Muñoz Nougués con quien
V. Pruneda tuviera especial afinidad, D. José Monterde y Fortea y el Capellán
Director del cementerio de la capital.
Texto: C.I.R
Bibliografía:
GONZÁLEZ, A. /LOSANTOS SALVADOR, A. (1999) Constitución,
Inventario y Referencias archivísticas. Teruel
87[II], págs. 107-140
GONZÁLEZ, A /LOSANTOS SALVADOR, A. (1998) Víctor Pruneda
inédito. Turia Nº 46, págs.219-237
VILLANUEVA, J. R. (1995) Víctor Pruneda: Acción y pensamiento
republicano en el Teruel del siglo XIX. Turia
Nº 31, págs. 211-245
VILLANUEVA, J. R. (2001) Víctor
Pruneda. Una pasión republicana en tierras turolenses. Zaragoza, Rolde de
Estudios Aragoneses
VILLANUEVA, J. R. (2013) Víctor Pruneda y su destierro en
Canarias. Teruel, Instituto de Estudios Turolenses
[1]
González, A/Losantos, A. (1998) Víctor Pruneda Inédito, Turia Nº 46, pág. 228.
Tras el hallazgo y valoración del fondo se concierta con el AHPTE la
microfilmación del Fondo Víctor Pruneda, quedando depositada en el AHPTE una
copia para ampliar los puntos de consulta
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