Si por algo es conocida la ciudad de Teruel, es por la historia de amor entre dos jóvenes, Isabel de Segura y Juan Diego de Marcilla: Los Amantes de Teruel.
Determinar donde, cuando y como aparece la leyenda de los Amantes es imposible; un documento donde se hace referencia a esta historia es el protocolo de Yagüe de Salas, fechado en 1619 y conservado en el Archivo Histórico Provincial de Teruel.
A lo largo de los años ha habido defensores y detractores sobre la veracidad de la historia, ficción o realidad es un tema que dejamos a los historiadores e investigadores, pero lo que sí es una realidad es que esta historia de amor sirvió de inspiración durante muchos siglos a pintores, escultores, escritores y músicos.
En el ámbito de la pintura destaca el bilbilitano Juan García Martínez, su obra “Los amantes de Teruel”, representa el momento en que Isabel cae muerta junto al cadáver de Diego. Obra que fue pintada en París en 1857 y un año más tarde fue premiada con la segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes. Este argumento se repite en el cuadro de Antonio Muñoz Degrain “Los Amantes de Teruel”, pintado en 1884 y premiada con la primera medalla en la Exposición Nacional del mismo año. Ambos cuadros están en el museo del Prado.
En la década de los 80 del siglo XX el turolense Agustín Alegre Monferrer representó la historia de los amantes en dos trípticos que recogen la historia desde la partida de Diego hasta la muerte, y que se puede contemplar en el Ayuntamiento de Teruel.
De tono más cubista y colorido es el mural titulado “El amor nuevo” del zaragozano Jorge Gay, obra realizada en tela de algodón y cuyas dimensiones son las mismas que el cuadro de Degrain y que decora el mausoleo de los amantes.
Siguiendo la temática de la recreación de la muerte de Isabel en el funeral de Diego, destaca el altorrelieve de la escalinata del Ovalo de Teruel, esculpido en 1921 por Aniceto Marinas.Interesantes son también las esculturas yacentes de Isabel y Diego, esculpidas en alabastro por el escultor extremeño Juan de Avalo, al igual que los sepulcros donde reposan las momias y que se encuentran en el mausoleo.
La última escultura realizada sobre los amantes es la del escultor turolense Manuel Escriche, obra realizada en bronce y que representa a los amantes abrazados, situada en la plaza de los amantes frente a la entrada del mausoleo.
Al igual que en las artes plásticas también han sido a lo largo de los siglos inmortalizados los amantes en la literatura. Desde el siglo XVI hasta el XX se pueden encontrar diferentes versiones en teatro, poesía y novela. La primera pieza teatral conocida es “Los Amantes” de Andrés Rey de Artieta de 1579; Yagüe de Salas publicó en 1616 “Los amantes de Teruel. Epopeya trágica”, un largo poema de versos endecasílabos, escrito dos años antes de que se encontrase el famoso documento con la historia de los amantes. En versión cómica destaca la obra de Tirso de Molina de 1635, pero sin duda la más famosa es la Juan Eugenio Hartzenbuch, cuya primera representación fue en enero de 1837 en el teatro del Principe de Madrid, y de la que hizo varias versiones. Manuel Fernández y González publicó “Los amantes de Teruel. Tradición de la Edad Media” en 1860 y unos años más tarde Luis Obiols publicó la novela histórica “Los amantes de Teruel”.
La Revista Turolenses, publicada por el Instituto de Estudios Turolenses, dedicó en al año 2017 de manera monográfica un número a los amantes de Teruel, con motivo de la conmemoración del 800 aniversario de la historia de los amantes. Toni Losantos nos vuelve a acercar a la leyenda amantista años más tarde con un artículo en la misma revista.
En el mundo de la música han sido recordados en la ópera en 4 actos del compositor Tomás Bretón, estrenada en Madrid en 1889 y cuyo libreto pertenece a la obra de Juan Eugenio Hartzenbuch, y en la ópera “Amantes” de Javier Navarrete, estrenada en 2017 en la iglesia de San Pedro de Teruel y producida por la Fundación Amantes.
La importancia que ha tenido siempre para los turolenses la leyenda de los amantes se hace mucho más evidente en pleno siglo XXI con la celebración de las “Bodas de Isabel”, fiesta que se inició en 1997 y que en 2016 pasó a ser Fiesta de Interés Turístico Nacional. Se celebra anualmente en febrero y en esos días Teruel y los turolenses se trasladan al siglo XIII, recreándose el ambiente del medievo así como la representación teatralizada de distintas escenas de la historia de los amantes.
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