Ignoramos sus nombres y también como aprendieron
el oficio, pero sabemos que la imprenta oscense de finales del siglo XVIII y
principios del XIX contó con tres mujeres que practicaron el arte de la
tipografía y regentaron de forma diligente sus talleres.
Fueron durante casi un siglo impresoras de las
publicaciones de la
Universidad de Huesca y sus trabajos están marcados por su
calidad y belleza tipográfica.
En sus ediciones, figuraban como pies de imprenta "Viuda de Miguel de Larumbe", "Viuda de Mariano
de Larumbe" e "Imprenta de la Viuda de Larumbe" y nunca su nombre, en una sociedad en la que, sin duda, el trabajo de
una mujer requería de la existencia cercana de una figura masculina que lo
avalase. Sin embargo, sus impresos son testimonio de la calidad y corrección de su trabajo y por ello son también su huella, su recuerdo y su memoria.
Sirva entonces, esta mención, como reconocimiento a todas aquellas mujeres que han escrito la Historia sin nombre propio.
El tema de la visibilidad del trabajo femenino en las sociedades preindustriales, como en la actual, es verdaderamente importante.
ResponderEliminarSobre este mundo concreto de la imprenta, se puede ver la TESIS DOCTORAL de Sandra Establés Susán titulada LAS MUJERES EN LA IMPRENTA MANUAL EN ESPAÑA (SIGLOS XV-XVIII, defendida en febrero de 2015. En ella, ha documentado nada menos que 408 biografías profesionales de mujeres dedicadas al mundo del libro. Muchas de ellas trabajaron en Aragón y sus obras se difundieron por todo el universo lector del Antiguo Régimen.
Tendría que estar publicada en Zaguán, el repositorio digital de la Universidad de Zaragoza, pero en todo caso en la Biblioteca del AHPZ hay un ejemplar, cuya consulta ha sido autorizada por la autora. Un trabajo muy recomendable y útil.